
Desigualdad en Colombia, así titulan varios medios tradicionales para generar alarma y confusión, justo en medio de una intensa coyuntura política y preelectoral.
Uno de esos titulares afirma que Colombia es el tercer país más desigual del planeta en 2025. Lo presenta como un “nuevo informe del PNUD”, lo que es falso.
El informe citado no es del PNUD. Es del Banco Mundial, y no es nuevo. Corresponde al Gini de 2024 con datos recopilados en el 2022 y 2023. No al 2025.
Esta tergiversación no es inocente. Busca que la opinión pública asocie la desigualdad extrema con el actual gobierno, silenciando la historia de desigualdad estructural.
📊 Ranking histórico de Colombia en desigualdad (Índice Gini según Banco Mundial):
Año | Gini (%) | Posición mundial | Presidente de turno |
---|---|---|---|
1980 | 52.5 | 5° | Julio César Turbay Ayala |
1990 | 54.2 | 3° | Virgilio Barco |
2000 | 58.7 | 2° | Andrés Pastrana |
2010 | 55.9 | 3° | Álvaro Uribe Vélez |
2018 | 51.3 | 5° | Juan Manuel Santos |
2022 | 54.2 | 3° | Iván Duque |
2024 | 53.8 | 3° | Gustavo Petro |
¿Qué mide realmente ese ranking?
El ranking en cuestión se basa en el Coeficiente Gini, una medida que evalúa cuán desigual es la distribución del ingreso en un país.
Va de 0 (igualdad total) a 100 (desigualdad absoluta). Entre más alto, mayor es la brecha entre ricos y pobres. Colombia ronda el 53,8%.
Ese porcentaje no es reciente. Ya en 2019 el país estaba en el primer lugar global, según el Banco Mundial, por encima de Sudáfrica y Namibia.
La desigualdad en Colombia no nació en 2022. Lleva más de 40 años incubándose bajo gobiernos que no priorizaron ni redistribución ni inclusión.
¿Cuál es la verdadera fuente del ranking?
No es un nuevo informe del PNUD. La base de datos utilizada corresponde a los reportes del Banco Mundial, actualizados en 2024 con datos previos.
El índice de desarrollo humano (IDH), que sí elabora el PNUD, considera salud, educación e ingresos. Allí Colombia se ubica en el puesto 85 entre 193 países.
Entonces, mezclar IDH con Gini es incorrecto. Aún más, hacerlo sin diferenciar las fuentes crea un relato confuso, con intenciones políticas claras.
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¿Por qué esa publicación se volvió viral?
Porque llega en un momento político delicado. Porque acusa sin decirlo. Porque siembra dudas sin afirmarlas directamente. Pero todo apunta al mismo objetivo.
El mensaje de fondo es: “Petro es el responsable de la desigualdad extrema”. Una conclusión que ignora 40 años de concentración de la riqueza y exclusión social.
¿Qué ha pasado en los últimos años?
En 2018, el coeficiente de Gini era del 51,3%. Subió en 2019, alcanzando uno de los picos más altos de su historia: 54,5%.
En 2020, con la pandemia, la desigualdad se disparó. El gobierno de turno optó por políticas regresivas que no protegieron al sector informal ni al campesinado.
En 2022, cuando el nuevo gobierno asumió, el Gini seguía alto. El ingreso rural era precario. La tierra seguía concentrada. El empleo seguía informalizado.
¿Qué está cambiando realmente?
Desde 2022, Colombia ha tomado un nuevo rumbo. Se han firmado acuerdos históricos de redistribución de tierras. El campo ha vuelto al centro de la agenda.
Los indicadores de turismo, agricultura y empleo rural han mejorado. El salario mínimo ha crecido por encima del promedio histórico.
Las exportaciones no minero-energéticas han aumentado. Se han fortalecido los mercados campesinos y los subsidios a la producción nacional.
No es poco. Son pasos importantes hacia una Colombia menos desigual, con crecimiento desde abajo y oportunidades para quienes nunca las tuvieron.
¿Por qué entonces ese titular alarmante?
Porque los datos pueden ser manipulados. Basta con omitir el contexto, mezclar indicadores, adelantar fechas y sugerir sin decir. La intención es política.
Colombia no pasó del puesto 80 al 3 en dos años. Colombia ha estado entre los cinco países más desiguales desde la década de los ochenta.
Ignorar eso es ignorar la historia económica del país. Es borrar la responsabilidad de quienes gobernaron sin transformar el modelo concentrador de riqueza.
¿Y los medios qué papel juegan?
Muchos medios tradicionales han sido actores del poder económico. Sus intereses editoriales no siempre reflejan el bien común ni la verdad integral.
En este caso, el medio citado repite un esquema: genera alarma, confunde fuentes y sugiere culpables. Pero no ofrece datos históricos ni análisis profundo.
El pueblo colombiano merece la verdad. No solo titulares virales. No solo cifras sin explicación. Merece contexto, historia, comparación y visión a futuro.
Comparando con América Latina
En 2000, Colombia y Brasil lideraban el ranking de desigualdad. Brasil ha tenido avances gracias a programas sociales como Bolsa Familia.
En Colombia, programas como Familias en Acción fueron importantes, pero no suficientes. Nunca se atacó la raíz: la distribución de tierras y la informalidad.
Hoy, con cambios estructurales en marcha, el país comienza a recorrer el camino que otros emprendieron hace décadas. A pesar del bloqueo político y mediático.
¿Qué podemos esperar?
La desigualdad no desaparece de un día para otro. Pero se combate con reformas reales, voluntad política, movilización ciudadana y medios comprometidos con la verdad.
Colombia tiene todo para cambiar: recursos, talento humano, biodiversidad, energía renovable. Solo falta un relato honesto que acompañe ese proceso.
No más titulares con verdades a medias. No más campañas de desinformación. No más manipulación del dolor para intereses políticos de siempre.
📌 ¿Hasta cuándo vamos a permitir que se use la pobreza como arma política y la desigualdad como instrumento de odio?
✍️ Carlos Jimenez
Para Noticolombia.net