
El Capitolio Nacional vibró con una tensión que poco tenía que ver con la fiscalización y todo con el teatro político con la moción de censura al ministro de defensa Pedro Arnulfo Sánchez.
La moción de censura contra el Ministro de Defensa, Pedro Arnulfo Sánchez, se convirtió en el escenario perfecto para que la ultraderecha colombiana exhibiera su repertorio más gastado: mentiras, insultos y una aversión patológica a la verdad.
Pero en un giro narrativo que ellos no previeron, su mejor actuación fue opacada por la voz clara y contundente de un hombre que, desde la oposición, les dio una lección de dignidad política: el representante Jorge Eduardo Londoño Ulloa, del Partido Liberal.
Este no es solo un recuento de lo que pasó. Es un despiece detallado de cómo se construye una farsa con el único objetivo de destruir. Y cómo, en medio del ruido, siempre emerge la razón. Aquí te mostramos cómo se desmoronó el circo armado por Polo Polo y Lina Garrido frente a la argumentación serena de un opositor que sí lee, que sí investiga y que sí respeta a los colombianos.
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Lina María Garrido: La Artífice del Relato Falso sobre los Gripen
La representante Lina María Garrido (Cambio Radical), radicales opositores, abrió el fuego con un discurso cuidadosamente diseñado para el titular fácil y el aplauso de su base. Su objetivo: la compra de los aviones Saab 39 Gripen.
Su Narrativa: «Gasto innecesario», «aviones parqueados», «lujo para una guerra interna». Frases hechas para vender la idea de un gobierno despilfarrador y desconectado de la realidad del conflicto.
La Realidad que Ocultó: Su argumento es una trampa de contexto. Desarma deliberadamente la complejidad de la Defensa Nacional. Los Gripen no son para perseguir disidencias en la selva; son para reemplazar una flota de Kfir obsoleta de más de 30 años, garantizar la soberanía aérea y disuadir amenazas externas futuras. Es una necesidad de Estado, no un capricho.
El Remate Venenoso: Al insinuar que los aviones serían para «defender a Maduro», Garrido cruzó la línea de la crítica para adentrarse en el terreno de la conspiración y la intoxicación pura. No presentó pruebas porque no las hay. Solo buscaba envenenar el debate y asociar al gobierno con el enemigo ideal para su narrativa. Fue un acto de mala fe.
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Miguel Ángel Polo Polo: El Linchamiento como Único Argumento
Si el discurso de Garrido fue malintencionado, el del senador Miguel Ángel Polo Polo (Centro Democrático) fue directamente bochornoso. Fue la encarnación del insulto como sustituto de las ideas.
Su «Estrategia»: La «teoría de la responsabilidad total». Polo Polo, con una seguridad nacida de la ignorancia, culpó al ministro Pedro Arnulfo Sánchez de todos los males de seguridad del país, incluyendo masacres y ataques que ocurrieron años antes de que él siquiera pisara el Ministerio e inclusive de gobiernos anteriores. Es como culpar a un médico de una enfermedad que el paciente ya tenía antes de la consulta. Es absurdo, ilógico y, como luego diría Londoño, estúpido.
El Daño Colateral: Su performance no perjudica solo al gobierno; destruye la credibilidad de la institución congresional. Degrada el control político a un ring de boxeo donde no importan los datos, sino quién grita más fuerte y quién lanza el insulto más soez. Es la política del espectáculo en su estado más puro y dañino.
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Jorge Londoño Ulloa: El Opositor que Redimió al Congreso
Y entonces, cuando el ambiente estaba viciado de falsedades, tomó la palabra el representante Jorge Londoño Ulloa. Aclarando de entrada su condición de opositor al Gobierno Petro, procedió a dar una clínica de cómo se ejerce un control político serio.
Con la calma de quien sabe que tiene la razón de su lado, Londoño desmontó pieza por pieza la farsa:
- Desnudó la Ignorancia Cronológica: Señaló con contundencia que era «absurdo, ignorante y estúpido» pedir la renuncia de un ministro por hechos ocurridos antes de su mandato y de este gobierno. Puso en evidencia la falta total de rigor de los promotores de la moción.
- Criticó la Falta de Propuestas: Cuestionó que el verdadero objetivo no fuera solucionar los problemas de seguridad, sino simplemente destruir y generar caos, sin una sola alternativa viable sobre la mesa.
- Defendió la Institución: Advirtió que este tipo de espectáculos dañan el corazón de la democracia y alejan a los ciudadanos de un Congreso que debería ser ejemplar.
Londoño no defendió al gobierno; defendió la verdad, la razón y la institucionalidad. Su intervención fue un acto de valentía que dejó al descubierto que la verdadera oposición responsable existe, pero a menudo es opacada por el ruido de los extremistas.
El Sabotaje a David Racero: La Prueba Final de su Miedo
El último acto de esta farsa fue el más elocuente: el intento de la bancada del Centro Democrático de silenciar al representante David Racero interrumpiéndolo con insultos personales. El mensaje fue claro: «Le tenemos miedo a tus argumentos«. Saben que no pueden ganar en un debate de ideas, así que optan por la táctica del bulldozer: generar tanto ruido que la voz del otro no se escuche. Es la confirmación de su bancarrota intelectual.
Conclusión: El Día que la Ultraderecha Perdió ante la Razón
Esta moción de censura no fue un fracaso para el gobierno; fue un fracaso estruendoso para la ultraderecha. Quedaron retratados:
- Lina Garrido como la creadora de relatos falsos.
- Miguel Ángel Polo Polo como el insultador profesional sin argumentos.
- El Centro Democrático como la fuerza del sabotaje y el miedo al debate.
Y frente a ellos, Jorge Londoño Ulloa se erigió como la prueba de que otra oposición es posible. Una oposición que critique con fundamentos, que respete la inteligencia de los colombianos y que, por encima de todo, defienda la institucionalidad que otros tanto se empeñan en destruir.
La ciudadanía merece debates serios, no espectáculos. Y por un momento, gracias a un opositor valiente, la razón logró abrirse paso entre tanto grito.
Colombia merece respeto: La ciudadanía merece debates serios, no espectáculos. Y por un momento, gracias a un opositor valiente, la razón logró abrirse paso entre tanto grito.
Frente a esta oposición destructiva, resulta aún más admirable la gestión serena y decidida del ministro de Defensa, Pedro Arnulfo Sánchez, quien, bajo la visión estratégica de su comandante supremo, el presidente Gustavo Petro, ha trabajado incansablemente por modernizar las Fuerzas Armadas.
Su labor, que conlleva un enorme riesgo personal y político, ya comienza a dar excelentes resultados operacionales en la lucha contra los grupos armados ilegales y en la protección de la soberanía nacional. Este compromiso con la seguridad y la vida es, en última instancia, lo que la ultraderecha no perdona y lo que los colombianos debemos valorar.
Alberto Saavedra
Noticolombia